lunes, 1 de junio de 2009

definicion

Se denomina ETS (Enfermedades de transmisión sexual) a aquellas que se propagan principalmente, aunque no de forma exclusiva, durante las relaciones sexuales. Son producida por una serie de agentes patógenos que sólo tienen en común:

1.Forma de transmisión: siempre a través de otra persona infectada (afectan exclusivamente a la especie humana)

2.Labilidad al medio ambiente: no sobreviven a los cambios bruscos de temperatura y humedad.

Antes también se llamaban enfermedades venéreas.

Actualmente son un grave problema social y sanitario por qué:

1.ES difícil conocer el número de casos existentes dado que la persona se encuentra reticente a a consultar su problema, ya que éste se relaciona con el sexo, el cual sigue siendo un tema tabú, lo que condiciona una automedicación que no cura la enfermedad y favorece la transmisión.

2.Algunas personas tienen la enfermedad sin presentar síntomas.

3.La mayoría de los tratamientos médicos permiten la curación, pero no garantizan la inmunidad (se puede volver a contraer la enfermedad).

4.Las personas con ETS suelen minimizar la importancia de su enfermedad, por lo que es difícil que cumplan tratamientos largos.

5.Es necesario diagnosticar y tratar simultáneamente a las parejas sexuales para evitar reinfecciones y transmisiones de la enfermedad.





2. Manifestaciones de las ETS



Las distintas manifestaciones de las ETS pueden ser:




1.Secreción vaginal purulenta y/o picor o escozor al orinar en HOMBRES: Gonorrea, camydias, ureaplasma y trichomonas.
2.Flujo vaginal de aspecto ocantidad anormal y/o escozor o molestias al orinar y/o dolor durante el coito, de aparición repentina en MUJERES:
3.Verrugas genitales en HOMBRES y MUJERES: Papilomavirus o Condilomas acuminados.
4.Úlceras genitales y ganglios en HOMBRES y MUJERES: Herpes, sífilis, Chancro blando, Linfogranuloma venéreo y Granuloma inguinal.
5.Afectación general en HOMBRES y MUJERES: VIH/SIDA y Hepatitis B

prevencion de enfermedads de transmision sexual

¿Son frecuentes las Enfermedades de Transmisión Sexual?
Las Enfermedades de Transmisión Sexual, conocidas como ETS, engloban múltiples enfermedades que se transmiten a través del contacto sexual, incluyendo el contacto oral, anal y vaginal (en algunos casos es suficiente el contacto piel-piel entre genitales para su transmisión). Están producidas por diversos agentes infecciosos, como bacterias o virus. Se incluye en este grupo de enfermedades el SIDA.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que anualmente en el mundo ocurren 250 millones de casos nuevos de ETS. En el caso concreto de la infección por VIH/SIDA, el número de personas infectadas en el año 2004 ha alcanzado su nivel más alto: se estima que durante 2004 se han infectado 4,9 millones de personas nuevas (10 cada minuto) y de éstas, cerca de la mitad son jóvenes entre 15 y 24 años. Existen actualmente en el mundo 39,4 millones de personas infectadas, siendo casi la mitad mujeres (informe ONUSIDA, 2004). En Europa, en los últimos 5 años ha aumentado un 112% el número de infectados por contacto heterosexual, lo que explica que las ETS estén también en aumento. En España, la verdadera incidencia (casos nuevos) de estas enfermedades no se conoce con exactitud puesto que únicamente se declaran obligatoriamente al sistema sanitario la sífilis, la gonococia, el SIDA y la hepatitis (estas dos últimas pueden transmitirse por otras vías diferentes a la sexual). Según datos del Instituto Nacional de Estadística publicados en 2004, el 5,4% de la población que ha mantenido relaciones sexuales refiere que ha sido diagnosticado de alguna ETS a lo largo de su vida.

¿Quién tiene riesgo de infectarse de alguna ETS?
El comportamiento individual es el determinante más fuerte del riesgo de adquirir una ETS. Estas enfermedades son muy frecuentes en las personas que comercian con el sexo, usuarios de drogas por vía parenteral y en personas que tienen varias parejas sexuales. La homosexualidad masculina supone un mayor riesgo debido a su asociación con un cambio más frecuente de pareja y con determinadas prácticas sexuales, como el coito anal, en el que se producen pequeñas heridas en el ano que facilitan la entrada de microorganismos.

Las mujeres son especialmente vulnerables, puesto que la transmisión de las ETS suele ser más fácil de varón a mujer que viceversa. Además, por razones anatómicas y/o fisiológicas son más susceptibles de desarrollar cáncer genital tras la infección por el Virus del Papiloma Humano y de tener complicaciones más graves, como la enfermedad inflamatoria pélvica. Se ha comprobado también que cada vez es mayor el número de mujeres infectadas por el VIH, llegando en el 2004 a igualarse casi con el número de hombres. No hay que olvidar que es posible también que la mujer embarazada transmita la enfermedad al feto o al recién nacido en el momento del parto, lo que puede dar lugar a consecuencias graves para la salud del recién nacido.


El inicio cada vez más precoz de las relaciones sexuales entre los adolescentes ha favorecido un incremento de las ETS en este grupo. La promiscuidad y las características específicas del epitelio genital de las adolescentes facilitan la adquisición de estas enfermedades. En un estudio científico, realizado en un grupo de mujeres universitarias inicialmente sanas, se demostró que al cabo de 3 años, cerca del 50% acababan infectadas por el virus del Papiloma Humano (uno de los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello uterino) y en varias de las estudiantes incluso sin que hubieran tenido relaciones sexuales completas, puesto que este virus se transmite por contacto piel-piel.

Existen otros factores sociales, culturales y de atención sanitaria que, junto con el comportamiento individual, determinan el riesgo de adquirir una ETS:

1. En muchas ocasiones los síntomas iniciales que producen las enfermedades de transmisión sexual son poco llamativos y pueden pasar inadvertidos. Esto hace que personas infectadas transmitan la enfermedad sin saberlo, contribuyendo a su expansión. Además, el padecimiento de algunas ETS favorece la transmisión de otras. Por ejemplo: la presencia de ulceraciones genitales (como las de la sífilis o el herpes genital) favorece la transmisión del virus del sida.

2. Los cambios en los patrones de conducta, como son el cambio frecuente de pareja sexual, la promiscuidad sexual o la edad más precoz de inicio de relaciones sexuales, junto con el permisivismo social ante estos comportamientos sexuales no saludables, incrementan el riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual y favorecen su transmisión.

3. El uso de los anticonceptivos, que ha contribuido a un aumento de la promiscuidad sexual, y el aumento de la movilidad geográfica también son factores que determinan la difusión de las ETS. En los últimos años, junto con el aumento de la utilización de los preservativos, asistimos también al aumento de la transmisión heterosexual del SIDA y no a su eliminación, así como al avance de otras ETS. El preservativo ofrece una mala protección para tres de las cuatro ETS más frecuentes: Chlamidia, Virus del Papiloma Humano y Herpes. La infección por el Virus del Papiloma Humano puede aparecer tanto en las áreas genitales masculinas como femeninas, estén o no cubiertas o protegidas con un preservativo de látex.

¿Se pueden prevenir estas enfermedades?
En Medicina, la prevención primaria comprende las medidas encaminadas a disminuir el número de casos nuevos de una determinada enfermedad, es decir, a disminuir la aparición de la enfermedad. La prevención secundaria se ocupa del diagnóstico y tratamiento precoces de una determinada enfermedad en la fase de latencia, es decir cuando todavía no hay síntomas.

En el caso de las ETS, la detección y tratamiento precoces pueden controlar la extensión de las ETS producidas por bacterias. Sin embargo, la mayoría de las ETS virales (herpes, papiloma humano, SIDA?) son incurables y algunas de ellas tienen consecuencias graves para la salud, llegando incluso a producir la muerte (por ejemplo, el Virus del Papiloma Humano se asocia al cáncer de cuello del útero). Todo esto subraya el papel central de la prevención primaria de las ETS. En el caso de la infección por el virus del papiloma humano es también primordial la prevención secundaria, con medidas encaminadas al diagnóstico y tratamiento precoz del cáncer de cuello de útero.

No hay que olvidar tampoco la investigación y control de los contactos de las personas infectadas.

¿Cuáles son estas medidas de prevención?
En 1996, se propuso por primera vez de una manera oficial la relevancia de las Recomendaciones "ABC" para prevenir las infecciones por el virus del sida (VIH) y otras enfermedades de transmisión sexual.

La letra "A" de "abstinence" (en inglés, abstinencia) , significa que lo prioritario y 100% eficaz para prevenir la infección es abstenerse de relaciones sexuales, y esto es realista en la práctica recomendando a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de relaciones sexuales. Lo mismo se puede decir de la monogamia mutuamente fiel, representada por la "B" de "be faithful" (en inglés, sé fiel). Finalmente, y en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la "C" de "condom", recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio.

Estas recomendaciones ABC han sido de nuevo ratificadas en un Consenso Internacional, firmado por 140 expertos científicos de 36 países de todos los continentes (publicado en la revista Lancet, 2004). En este informe, se menciona específicamente a los jóvenes, siendo prioritaria la recomendación de que se abstengan de tener relaciones sexuales. A los jóvenes que ya las hubieran iniciado se les recomienda que dejen de tenerlas y cuando deciden seguir, se advierte que el uso de preservativos puede disminuir pero nunca eliminar el riesgo de contagio. Así mismo, se reconoce el papel que desempeñan muchas organizaciones religiosas de diferentes denominaciones y expertas en los mensajes "A" y "B".

Es cierto que el porcentaje de adolescentes que tienen relaciones sexuales aumenta y cada vez las inician antes. Por eso, algunas autoridades consideran que no es realista plantear a los jóvenes la abstinencia, como si la sexualidad y la promiscuidad fueran ?inevitables? en sus vidas, y se limitan únicamente a recomendar el preservativo. Ante las graves epidemias del SIDA y de las ETS se debe dar toda la información posible a los jóvenes para que sus decisiones sean más informadas, es decir más libres. Se debería exigir la misma contundencia que para otros problemas graves como el tabaco. Desde los organismos que velan por la Salud Pública no se recomienda a los fumadores que sigan fumando pero con un filtro que reduzca el riesgo de morir de cáncer de pulmón. Se les da la mejor de las recomendaciones en base a lo que hoy en día se sabe científicamente. Así mismo, se debería ayudar a los jóvenes a poder decir que "no" a esa relación sexual precoz o a esa relación sexual esporádica o promiscua. En el caso de los adultos es primordial la fidelidad.

Entonces, ¿son eficaces los preservativos para prevenir el SIDA y las demás ETS?
A pesar del éxito de la aplicación de las recomendaciones ABC en algunos lugares (en Uganda su aplicación ha conseguido una disminución de casos de sida comparable a una vacuna contra el VIH 80% eficaz), en muchos países se ha concentrado todo el esfuerzo preventivo en recomendar el uso de los preservativos. Sin embargo, se sabe que la epidemia del VIH/SIDA ha seguido aumentando precisamente donde más se han concentrado las campañas de preservativos en un intento por reducir la epidemia. No ha sido tampoco suficiente para frenar la epidemia en colectivos muy motivados, como el de los homosexuales.

Los datos científicos más recientes indican que el preservativo no elimina el riesgo de contagio sino que lo reduce en un 80% y ofrece una mala protección para tres de las cuatro ETS más frecuentes: Chlamidia, Virus del Papiloma Humano y Herpes. Para calcular la probabilidad de transmisión de una ETS hay que tener en cuenta no sólo la eficacia del preservativo, sino también la duración de la infectividad, el número de relaciones sexuales que tiene un sujeto en un tiempo determinado y el número de personas diferentes con quien tiene dichas relaciones. El conjunto de estos datos permite entender cómo es posible que una persona acabe infectándose a pesar de usar el preservativo.

Hay que afirmar con contundencia que el preservativo "es eficaz" contra el sida pero no lo es al 100%. Por otra parte, decir que el preservativo reduce el riesgo en un 80%, no significa que "hay un 20% de fallos". En la práctica, los estudios confirman que de 100 personas con relaciones sexuales a lo largo de un año, y donde hay una persona infectada y otra que no lo está, se contagiarían aproximadamente 5,7. De utilizarse el preservativo siempre y correctamente, este riesgo se reduciría en un 80% y esto significa que el número de infectados acabaría siendo por lo tanto de 1,14 (es decir el 20% de 5,7). Además, esta probabilidad puede ser menor cuando la persona infectada recibe un tratamiento antirretroviral.

Es evidente, que a la hora de planificar medidas de prevención para el SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, se deben tener en cuenta las evidencias científicas cada vez más abundantes sobre el mensaje ABC?y no centrarse exclusivamente en el uso del preservativo. La falsa idea de "seguridad absoluta" de las campañas de sexo seguro?en vez de sexo más seguro hacen que haya más jóvenes que tengan relaciones sexuales y que las comiencen antes, en contra de la recomendación A. Es en éstos donde precisamente más fallos ocurren. Por otra parte, la estadística del 1,14% por año se acabaría acumulando de un año a otro y esto aumentaría inevitablemente el riesgo personal de infectarse al final. Todas estas cifras empeoran con la promiscuidad.